LA COMUNICACION: el talento que le cambió la vida a Carlos

Como la comunicación es una habilidad que todos debemos aprender para sobrevivir, a veces nos cuesta verla como un talento. Mal que bien, la mayoría de las personas aprendemos desde niños a expresarnos mediante el habla y la escritura, y todos debemos dominar en alguna medida estas habilidades para alcanzar éxito en la escuela, en el trabajo y en nuestras relaciones personales. Por lo cotidiana que es, llegamos a ver a la comunicación como “parte del paisaje”; como un telón de fondo nada especial. Sin embargo, en algunas personas es un talento tan especial que puede llevarse por delante incluso a la barrera del idioma. De hecho, es tan poderoso que puede transformarles la vida y catapultarlos hacia el éxito.

Ese es el caso de Carlos, un amigo a quien conocí en un bazar hace ya un par de años. Me acerqué a su stand en ese bazar porque me llamó la atención la cantidad de gente aglomerada a su alrededor. Unos hacían fila para comprar su producto y otros simplemente se deleitaban viéndolo trabajar. En ese momento ya era habitual para él verse rodeado de gente mientras trabajaba, pero un tiempo después me contaría que jamás se imaginó, ni remotamente, que hubiese podido llegar a tener tanto éxito haciendo lo que hace.

Carlos nació en una familia de médicos con mucho prestigio en Venezuela. Por eso, como es común en familias con “dinastías” profesionales, lo “lógico” y lo esperado era que él también se dedicara a la medicina. Pero Carlos tomó otros rumbos y por circunstancias nada casuales terminó trabajando en ventas. “Siempre he sido muy conversador” –nos cuenta - “debe ser por eso que me iba tan bien como vendedor”.  Tenía una carrera ascendente en una sólida empresa de productos de consumo masivo, hasta que la situación adversa de su país lo obligó emigrar con su esposa y sus dos hijos pequeños a los Estados Unidos, donde lo esperaba un trabajo en la empresa de un amigo.

Al cabo de un tiempo en su nuevo país, y habiendo invertido todos sus ahorros en atender la enfermedad de un hijo, Carlos conoció por primera vez la desesperación económica. La empresa repentinamente cerró sus operaciones dejándolo desempleado y, para colmo, su escaso dominio del inglés no le permitía conseguir un trabajo en el que pudiera usar su talento de COMUNICADOR para ganarse la vida, o al menos no de manera oral. Deprimido, y sin siquiera ánimo para rasurarse, pasó un par de meses en cama pegado al laptop buscando algún trabajo que se pareciera a él, aunque en realidad más que en la internet buscaba dentro de sí mismo algún tesoro escondido, de esos que todos tenemos pero casi nunca les prestamos atención.

Desde niño le gustaba dibujar y de vez en cuando lo hacía por hobby; pero nunca se esmeró en aprender “de verdad”. Por eso, cuando vio el anuncio en un website buscando un asistente para un caricaturista que le trabajaba a destajo a Universal Studios, algo hizo “click” dentro de él. Nervioso, fue a entrevistarse y a rendir una prueba de dibujo en la que, a su modo de ver, le fue terriblemente mal por su falta de conocimiento de técnicas básicas; pero ese definitivamente era su día. El caricaturista pudo percibir talento en sus trazos más allá de su incipiente habilidad para ejecutarlos y le dio el trabajo. Ese fue el comienzo de una meteórica carrera como artista y empresario que aun está en pleno desarrollo. Carlos no solamente deleita a la gente que lo ve dibujar al aire libre, como ocurrió en el bazar donde lo conocí. También ha impresionado a especialistas en empresas como Disney (en la que trabajó por un tiempo), y hoy en día se codea en eventos con grandes artistas de varias partes del mundo, quienes al ver su trabajo le preguntan dónde había estado escondido todos estos años. Vive cómodamente de su arte y tiene una larga lista de nuevos proyectos que tienen como elemento central su capacidad expresiva; su talento de COMUNICADOR.

Y es que para las personas con alta dosis del talento COMUNICADOR el cielo es el límite. El instrumento de diagnóstico de talentos Clifton StrengthsFinder (según el cual Carlos tiene COMUNICADOR entre sus talentos dominantes) lo define como una extraordinaria capacidad para “darle vida a los eventos y energizarlos para que sean emocionantes y vívidos”. Las personas talentosas en COMUNICACION “toman una idea en seco y le dan vida con imágenes, ejemplos y metáforas”. Tienen una fuerte necesidad de atrapar y mantener la atención de su audiencia con frases e imágenes impactantes que resuman la esencia de la historia y evoquen emociones. Si su talento se expresa de manera oral, al hablar parece que dibujaran. Cuando están mas orientados al arte (pintar, cantar, o tocar algún instrumento musical) al ejecutar parece que contaran historias. Por eso, en el ámbito laboral, suelen ser miembros muy apreciados en sus equipos. Son extraordinarios vendedores de ideas, productos o servicios, y se desempeñan muy bien enseñando a otros, narrando acontecimientos, y diseñando o ejecutando campañas comunicacionales. Obviamente, cuando además desarrollan el sentido estético pueden ser muy buenos artistas.   

Testimonios como el de Carlos ponen de manifiesto el extraordinario poder transformador de nuestras vidas que puede tener el talento una vez que es descubierto y desarrollado. La suya es, además, una historia inspiradora para tantos inmigrantes que, teniendo que renunciar a sus oficios y profesiones por no poder ejercerlas en su país adoptivo, deben reinventarse para salir adelante y triunfar.

No dejemos pasar nuestra oportunidad. Como Carlos, encontremos dentro de nosotros aquello que nos hace únicos y virtuosos: Nuestros talentos dominantes.

Jesus Rios